Empresas, Estrategia, Management
19 de octubre de 2022
ENTREGA DE DIPLOMAS 21-22
Buenas tardes a todos:
Quiero empezar mi intervención agradeciendo a los responsables del CEU San Pablo haber pensado en mí para dirigiros estas palabras: lo cierto es que me siento parte del CEU. Muchas gracias, Manuel, Jesús y María José por acogerme y por facilitar de modo perfecto mi labor como docente y tutor.
Gracias, David Espinar, por ser el padrino de esta promoción. Representas una de las instituciones más reconocidas y reconocibles de la ciudad, una institución de primera, de gestión moderna, ágil, innovadora y responsable. Seguro que los pronto diplomados protagonizan buenas noticias y recordaremos haber coincidido en este acto.
Saludo también a familiares y acompañantes. Agradeceros vuestra presencia hoy y aquí, así como el apoyo brindado para que hayan culminado con éxito esta aventura de formación iniciada hace casi un año. Espero y deseo que ese esfuerzo también mejore vuestra vida.
Directores Académicos (Ana y Pencho): qué difícil es realizar esa labor de enlace entre la Dirección, profesores y alumnos: aportáis coherencia al conjunto. Gracias por todas esas horas de trabajo muchas veces sordo que sí han dado su fruto. Os agradezco que contéis conmigo y os felicito por lo logrado: podéis estar bien orgullosos del resultado final, que a la vista está.
Compañeros profesores en el Claustro a quienes represento: deciros que es un lujo compartir aula con vosotros y que me encantaría asistir a vuestras sesiones, porque los alumnos hablan maravillas de ellas (y así lo valoran). Deciros que hablar en vuestro nombre es para mí una responsabilidad y que espero compartáis mis consideraciones.
Alumnos: gracias por elegir CEU San Pablo como opción para seguir creciendo profesionalmente. Para nosotros, para mí, es un honor recibiros y transmitiros conceptos y técnicas que luego llevareis a las empresas. Muchas gracias por vuestra disposición, atención, participación e implicación a lo largo del año.
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Como alguno de vosotros sabe, mi campo de enseñanza es la “pasta”, y no estoy hablando de gastronomía. Mi ámbito de interés se centra en la parte económica de la empresa y sobre ella quisiera reflexionar.
Todos sabéis a lo que nos referimos cuando hablamos de “Stakeholders”, es decir, los agentes que se ven influenciados por las decisiones de la empresa: entre otros, los clientes y los proveedores, los trabajadores, el Estado, la sociedad en su conjunto y el medio ambiente.
Sed buenos. Sed responsables. Id más allá de lo que la ley obliga para mejorar la vida de todos y cada uno de los actores antes citados. Que todos ellos hablen bien de vosotros y de la empresa a la que representáis. Que mejore su vida y su visión de futuro. Que no sea peor debido a vuestras decisiones.
Dicho esto, me gustaría poner el foco en quien decide tanto el nacimiento como el fin de la empresa.
Creo firmemente que las sociedades son mejores con la presencia de empresas: no me gusta la evolución de las sociedades en las que la empresa no juega un papel importante o es cada vez menor. Creo que tiene mejor futuro si hay muchos que eligen destinar una parte de su patrimonio a crearlas o a hacerlas mejores: llamémosles empresarios, propietarios, socios, emprendedores, autónomos o inversores.
¿Imagináis una sociedad sin empresas? No habría oferta de productos ni de servicios, ni clientes, ni proveedores, ni trabajadores por cuenta ajena, ni recaudación por el impuesto de Sociedades ni decisiones de responsabilidad corporativa sobre las personas o el medioambiente.
Pienso en el propietario o la familia que tiene un negocio con 5, 10 o no más de 50 empleados: un taller, un comercio, una gestoría, una óptica, una bodega o un explotación ganadera, por ejemplo. También en quien sólo tiene uno o dos trabajadores contratados.
No hablo de multinacionales, fondos de inversión o de grandes empresas: pienso en las que han dado y dan empleo en España a la mayor parte de nosotros y de nuestras familias.
De ellos, en Valladolid y en Castilla y León, todos conocemos unos cuantos, y estoy convencido que su actuación ha provocado más beneficios que perjuicios. ¿Imagináis que no hubieran emprendido? ¿O que no lo hubieran hecho aquí? No sería exagerado decir que estamos aquí gracias a ellos: sin ellos, nuestros padres o nosotros hubiéramos emigrado a otros lugares.
Cada vez cierran más empresas. Y no hay suficiente reemplazo de nuevos emprendedores. La perspectiva no es halagüeña. Y os lo dice uno que viene de Palencia, donde por cada uno que nace mueren 2’4.
Creo que hay que tomar como tarea de sociedad que las empresas tengan beneficios suficientes. Los beneficios posibilitan cumplir la misión y visión de cualquier organización. Sin beneficios, no hay negocio: como mucho, ocio.
Quienes ostentan el capital deben encontrar motivos para seguir invirtiendo y para no cerrar la empresa, dejando huérfanos al resto de Stakeholders. Su pervivencia radica en alcanzar un mínimo de rentabilidad económica y financiera que compense tanto el capital invertido como el riesgo asumido, habiendo perspectivas futuras favorables.
Si no compensa o no creen que les vaya a compensar, ellos o sus herederos irán pensando en liquidar la empresa e invertir lo conseguido en depósitos, tierras, Bolsa, fondos, arte, oro, viviendas o plazas de garaje en Madrid. Deciros que con éstas últimas, el capital obtiene un 6% de rentabilidad económica con poco riesgo y poco esfuerzo.
Dejemos a un lado romanticismos, sueños, nacionalismos y otros conceptos que no domino.
Ayudad con vuestro talento a mantener empresas. Dad razones a los propietarios para que sigan, pues sin ellos, se pone en peligro todo el sistema. Con vosotros en la empresa, su futuro debe ser mejor.
Hay mucho que trabajar: ¿sabéis cuál es la rentabilidad económica bruta media de una empresa en Castilla y León? Aún no hay datos recientes, pero en 2019, pre-pandemia, apenas rozaba el 5,4%. Seguro que en 2020 y 2021 es menor.
Otro dato reciente: en el primer semestre de este año, la facturación ha crecido un 20% en las empresas españolas, pero con una rentabilidad media un 10% inferior: se vende más y se gana menos porque se vende “peor”.
Esto no va de vender, va de tener beneficios. No va de tamaño, va de salud. Va de ser sostenible económicamente.
Hay quienes les piden antepongan intereses ajenos a los suyos propios, como si fueran ONG’s o entidades sin ánimo de lucro. Ojalá lo fueran, ya les gustaría.
Os supongo al tanto, o quizá no, de los últimos resultados auditados de Cruz Roja de España o Médicos Sin Fronteras. La primera ha presentado beneficios netos superiores a 28 MM y de €11MM, la segunda. Nada que objetar: gracias a tener beneficios pueden ayudar a los colectivos de su interés; sin beneficios, habría que ayudarles. Ojalá ganaran más.
He de pediros que no seáis como esos directivos que descuidan la atención sobre las necesidades “del capital”. O como quienes prestan demasiada atención y recursos a los otros Stakeholders, minando con ello las posibilidades de crecimiento o, incluso, de supervivencia de la empresa que los contrata: no olvidéis que la relación con clientes, trabajadores, proveedores y Estado deja su huella, de un modo u otro, en la cuenta de resultados.
En este punto retomo las tres “Pes” de la sostenibilidad: profit, people y planet. Olvidar uno cualquiera de ellos, hace el mundo peor y pone en peligro las otras dos.
Alinead vuestro talento y capacidades con los objetivos de consolidación y crecimiento del inversor. Por favor, trabajad para que los beneficios sean “gracias a” y no “a costa de”.
El buen beneficio (concepto ético de larga presencia en la Historia) nunca resulta de un abuso de poder, sino como resultado de una buena iniciativa, de una estrategia bien definida y bien ejecutada por un buen equipo, que además impacta de forma positiva en su entorno.
Buscad escenarios “WIN – WIN”, pero creo que todos ellos deben tener por denominador común, inicial y obligatorio que el empresario tenga incentivos para seguir. Y, sería estupendo si, además, colaborásemos a que sean bien valorados y reconocidos por la Sociedad.
Sin recompensa ni expectativas de tenerla, utilizará su libertad para desaparecer del panorama empresarial o para mudar a otros lugares. O lo harán sus hijos. Y aparecerá la España vaciada o vacía.
Además, pensando en vuestro propio interés, si no hay empresas o corporaciones, ¿de qué os va a servir tener un Master en Dirección y Administración de Empresas o un Programa Ejecutivo en Responsabilidad Social Corporativa?
Justificad vuestra presencia en la organización con decisiones basadas en la formación e información, en la sensatez y la prudencia: recordad que vuestras decisiones afectarán en la vida de muchas personas. ¡Sed responsables! ¡Sois indispensables!
Un último consejo: como la caridad empieza por uno mismo, pedid una remuneración acorde con lo aportado. Poned en valor vuestro liderazgo, el conocimiento y la mayor responsabilidad asumida. Y pedidlo de vez en cuando, por si acaso se les olvida actualizarlo…
Y recordad que, si la cantidad recibida os parece excesiva, siempre habrá algún profesor del Claustro que acepte donaciones y la destine a un buen fin. Aunque quizá vuestro acompañante también pueda aportar sugerencias.
Abro paréntesis
Al redactar esta intervención, por economía de lenguaje y siguiendo las recomendaciones de la Real Academia de la Lengua he decidido emplear hasta este momento el masculino, tanto singular como plural, para designar a ambos sexos. No penséis que no va con vosotras. Soy muy consciente de la presencia de mujeres en la sala, en la empresa y en la vida. Sentíos todos y todas destinatarios del mensaje por igual.
Y cierro paréntesis.
Mucha suerte para todos vosotros y todas vosotras.
Aplicad vuestro talento, vuestra posición de liderazgo y las herramientas adquiridas con esta formación para crear un mundo más responsable y más sostenible: un mundo mejor.
Creo que hablo en nombre del resto de profesores y profesoras, diciendo que estamos a vuestra disposición desde este mismo momento para ayudaros a lograr esta misión.
¡¡Muchas gracias y enhorabuena a los Diplomados y Diplomadas!!
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