Las nuevas tecnologías han acortado la distancia entre emisor y receptor y ahora cualquiera puede ser emisor. Es más importante que nunca regular los criterios al mismo tiempo que se potencian los espacios que hacen posibles comunicaciones co-creadas, compartidas, y colaborativas que enriquezcan la dinámica conversacional de las empresas.
El rol histórico del comunicador siempre fue el de “emitir mensajes”. Hoy se complementa con otro rol: el de facilitar que otros sean emisores de mensajes.
La comunicación, desde que pasa de ser un monólogo a un diálogo, exige que el esfuerzo por comunicarse no recaiga sólo en los departamentos de comunicación, ahora recae en todos los miembros y áreas como RRHH u Organización. El esfuerzo por participar en ese diálogo y en esa comunicación basada en la co-creación recae en cada uno de los empleados de la compañía.
Hemos pasado del tradicional modelo de comunicación vertical descendente, al modelo multidireccional que se basa en 3 ejes:
Es necesario impulsar una cultura de la comunicación que tenga en cuenta siempre al grupo de interés en la planificación de nuevas actuaciones y en el desarrollo de acciones, eventos o servicios.
Las nuevas tecnologías han provocado que existan canales nuevos de comunicación – habituales en nuestra vida cotidiana – que pueden ser aprovechados por las organizaciones.
La responsabilidad de las empresas garantiza el libre acceso a la información de los empleados. Las fronteras existentes hasta hace pocos años, que delimitaban las diferentes áreas y servicios, el gobierno, el equipo directivo o de coordinadores, se están diluyendo. La reputación ya no es sólo cuestión del departamento de comunicación sino de toda la plantilla de la organización e incluso de terceros. Cada vez más es necesario ofrecer una respuesta integral y alineada a la organización en torno a un único discurso.
En las empresas deben generarse dinámicas enriquecedoras que estimulen la inspiración y el desarrollo de elementos novedosos.
Hemos llegado a un punto en el que lo importante ya no es sólo lo que dices, sino, sobre todo, cómo haces sentir a las personas. En ese “hacer sentir bien” es necesario que las empresas, como actores sociales, se impliquen día a día.
Las marcas exitosas se construyen desde dentro hacia fuera, nunca al revés.
Las marcas de más éxito son aquellas marcas que se humanizan, que invierten en su talento, con un propósito claro, valores compartidos con su comunidad y trabajando para mejorar la vida del planeta y de las personas.
¿Cómo hacemos de una empresa una comunicación consciente?
Esto va de generar confianza y la confianza no se fuerza, se genera.
La comunicación en todas sus vertientes ya no va de palabras vacías sino de vivir el propósito, de generar conciencia de ser sostenibles, de potenciar lo humano, de pensar en el que tenemos enfrente, de empatizar, de entender de compartir experiencias y conocimiento, de construir relaciones.
Hoy en día, las marcas que hagan esto trascenderán a la idea establecida desde hace años de negocio o empresa. Esas marcas se conectarán con la sociedad, con la cultura, el deporte, la educación, la salud, el medio ambiente, las preocupaciones y la vida de la gente en general.
Compramos cosas, invertimos nuestro tiempo y atención y gastamos nuestro dinero a partir de la confianza que tenemos en las marcas.
Las marcas referentes están más que presentes en nuestras vidas, nos reunimos en torno a ellas para celebrar, para transformar, para liderar, para compartir, para co-crear, para sentir, para creer y hacer.
Las marcas configuran nuestra relación con el mundo, y para ellas esto implica una gran oportunidad, pero a la vez una mayor responsabilidad.
Los creyentes se movilizan cuando sus marcas se comprometen. Cuando las marcas inspiran el cambio no dejan de crecer.
Como profesionales de la comunicación debemos ser conscientes que en nuestra mano está el alcanzar una sociedad más humana y un mundo mejor transmitiendo valores en cada cosa que hagamos, ya sea en cliente o agencia.
Como siempre digo, es hora de que hagamos de la utopía una realidad.
Solicita información