18 de mayo de 2021
El mundo rural supone en España el 84,3% del territorio nacional. En él habita el 16,7% de la población. De los 8.125 municipios españoles, más del 80% son rurales. El 60% de los municipios españoles tiene menos de 1.000 habitantes, ocupa el 40% de la superficie y apenas concentra el 3% de la población.
El ámbito rural acoge gran cantidad de los recursos naturales y una parte considerable del patrimonio cultural y constituye un factor importante de riqueza económica y de valor medioambiental.
Pero no se puede custodiar el 80 % del territorio con apenas el 15 % de la población, mantener las aguas limpias, cuidar del medio ambiente, producir y mantener al resto de la población.
Hoy se ciernen sobre el campo riesgos y amenazas: el despoblamiento y la falta de relevo generacional, la meteorología y la escasez de agua, el desempleo y la falta de viabilidad de las explotaciones y cultivos agrarios… El problema puede agravarse. Hay previsiones según las cuales, de un total de 4.925 municipios, 1.840 de ellos desaparecerán de forma irreversible en los próximos años, con perspectivas especialmente fatales en Castilla y León, Castilla-La Mancha y la Rioja, por causas como el descenso de la natalidad o la emigración en la zona.
Aún es posible un desarrollo que convierta al mundo rural en eje de atracción de riqueza y calidad de vida, además de la mera producción de alimentos. Ello exige eliminar obstáculos tecnológicos, económicos, legislativos y culturales.
En este escenario, la formación resulta, sin duda, indispensable para afrontar el reto del desarrollo del medio rural.
Las mujeres rurales son agentes clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible pero su limitado acceso al crédito, la asistencia sanitaria y la educación se encuentran entre los muchos retos a los que se enfrentan. Estos se ven agravados además por las crisis globales —económica y alimentaria— y el cambio climático. Empoderar a este colectivo no sólo es fundamental para el bienestar de las personas, familias y comunidades rurales, sino también para la productividad económica general, dada la amplia presencia de mujeres en la mano de obra agrícola mundial. ONU Mujeres
Es aún imperceptible para la estadística demográfica, pero existe un creciente movimiento migratorio de la ciudad al campo en busca de una nueva vida. “Lo rural está de moda”, defiende Benjamín García Sanz, Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.
“Lo que antes era identificado como “retraso” ahora se relaciona con calidad de vida, y son muchos los que quieren buscar esas conexiones”, añade García. En su opinión, “el proceso se acelerará en la medida en que abramos los ojos y descubramos las virtualidades de este mundo”.
Junto a ello, cabe destacar que en los últimos años el papel de las mujeres emprendedoras está alcanzando un cada vez mayor protagonismo en la economía rural. En este entorno, el 54% de las personas que deciden emprender un negocio son mujeres, frente a un 46% de hombres, mientras que si hablamos del mundo urbano el porcentaje de mujeres empresarias desciende hasta el 30%, frente al 70% de hombres.
Casi 8 de cada 10 (el 79 %) de las empresarias rurales son autónomas, y apuestan por poner en marcha iniciativas empresariales que ofertan productos o servicios de los que carece su entorno.
Con este panorama, reiteramos que la formación para mujeres rurales resulta clave para el desafío colectivo que supone e progreso del mundo rural.
Una empresa que identifica cuáles son su misión y visión del negocio, riesgos, barreras. ….. Identifica también quiénes son los interlocutores válidos con quienes hablar y crecer, incrementa sus fortalezas para ser una empresa más sostenible, más perdurable, con mayor empleabilidad.
Si la explicación anterior es aplicable a cualquier compañía, en el caso de mujeres emprendedoras en el medio rural las necesidades de acompañamiento para elaborar una estrategia de identificación de dificultades, comunicación o planificación de relaciones son fundamentales y con ello resolver las trabas al fomento de la empleabilidad de la mujer en el mundo rural.
Algunos de los riesgos y dificultades identificadas que asume la mujer al emprender en un entorno rural son:
Por todo lo expuesto anteriormente, la Diputación de Valladolid pone en marcha, dentro del Plan Impulso, la cuarta edición de un programa ejecutivo enfocado en la mejora de las competencias profesionales de mujeres que desarrollen su actividad en entornos rurales de la provincia (poblaciones de menos de 20.000 habitantes).
La ejecución del programa está dirigida por la Escuela de Negocios CEU Castilla y León. El programa utiliza una metodología innovadora totalmente compatible con la actividad profesional y está financiado en su totalidad.
Información del Programa de Desarrollo Profesional (PDP) para mujeres en entorno rural (4ª edición)
Solicita información